domingo, 1 de mayo de 2011

Sortilegio Pasional

Vaya historia de amor,
sin tiempo
y
sin espacio.
Como todo amor obsoleto,
agrietado,
que no documenta nombre
ni residencia.

Nos conocimos una mañana,
fría,
como esta.
Estabas perdida allí,
en un cuarto,
como una perla
olvidada
en un arca de cartón,
donde mil cuerpos machistas,
necesitados y fracasados,
supongo,
quisieran devorarte a mi espalda
y, luego,
otro día,
también supongo,
sus ojos pasarían de largo y elijarían a otra,
como si nada.

Porque solo buscan amor y caricias.
Nada mas.
Y vos lo sabés y se los das,
en altas dosis,
entonces generás adicción.
Mi adicción.
Por vos y por tu manera de amar
a mi y a él.
Por que es así, morocha,
vos lo sabes.
Lo acepto y no me importa
que te entregues al primero que se te cruce
en ese cuarto.
Porque es así, y lo acepto,
con tal que vuelvas a mi cada día,
algunas tardes aunque sea,
con tu vestido negro,
tus tacos agudos,
tu mirada lasciva,
con tu boca tibia y, el rostro celoso,
desencajado.

Vuelve a mí con algo nuevo.
De vez en cuando al menos.
Para poder sobrevivir,
para poder escapar.

Los dos sabemos
como nadie
que la vida es triste
y que solo el placer nos redime.
Porque el placer no es placer.
Es evasión.
Es el no compromiso.
La no responsabilidad.

Estoy seguro de saber la miel
que encuentras en ese cuarto
y prometo guardar el secreto.

Somos tan raros morocha.
Por igual.
Vos por estar.
Yo por aceptarte y declararte
este amor quebrado
Y estar dispuesto
a pagar el precio,
siempre.

Morocha triste pero hermosa.
Morocha de fuego y tambien agua
frente al espejo que te devuelve una imagen
fuerte.
Animal.
Primitiva.
Bajo la luz etérea que pinta
una sombra pegada
en las sabanas.

Morocha pasional.
Morocha poetiza que escribes con tus piernas
ese goce furtivo en mi cabeza.
Como un látigo de letras que enlazan
uno por uno mis estímulos formando un laberinto
acordonado de sueños,
acompañados
por esa vos tan tuya
y mía
que nadie escucha ni nos roba.

Provocas el transpirar tímido
de todo secreto aturdido,
que huye de mi
como el aburrimiento de vivir
en este mundo
de reglas y horarios,
rompiendo la barrera del encierro
y del "buen comportamiento",
que nos obliga al traje gris,
a la venda en los ojos,
al ser flexible que todos
quieren que seamos.
Lo haces mirándome a los ojos,
muy dentro,
en lo profundo,
en ese espacio tuyo que tienes
dentro mío.

Estos son mis placeres con culpa,
mis errores sin duda previa.
Te ofrezco y sacrifico mi ambición de ser
dueño,
mi piel de Judas,
mi boca sin palabra,
te entrego mi canción desesperada
para que le pongas una mejor melodía,
te dejo de seña mi poema acribillado,
para cuando te vea la próxima vez,
una tarde, quizás.
Y después de amarnos como animales
me cuentes ese pecado,
ese dolor que nadie conoce,
que ningún ojo hambriento,
que ningún otro sentido etéreo
ha sido capaz de registrar.

Fragmento Desfragmentado

Las cosas van repitiendose todo el tiempo como si mi cuerpo fuera una maquina de boleto. Aquello es un perro? Eso una planta? Lo otro una piedra? Nunca me basto con entender que la piedra tenga siempre que estar ahí estática y fría, o que un perro se comunique moviendo la cola. Lo peor es que no puedo entender nada, y más en estos lugares donde uno no es capaz de interpretar nada. Porque somos como ese pasto que crece en el vértice mismo cuando el territorio que era tan solo de arena o de tierra se convierte en piedra, donde todo el mundo cree que se enamora y desenamora al instante, como si no pasara nada y, al rato están comiendo hamburguesas y fumando un cigarrillo y haciendo el amor con otro sin regalar el tiempo, sin observar como el viento transforma el cielo y el mar se agranda cada vez más. Y cuando llegamos a la casa no necesitamos ventanas porque ya lo vimos todo y no hay televisión que nos distraiga, ni ropa que nos diferencie del resto. Y nos reímos y nos miramos felices todo el tiempo, aunque no haya sitio para poner nada, ni siquiera algunos recuerdos apilados por ahí. Y nadie me discute si quiero tomar cerveza todo el día o comer pizza todo el tiempo o si soy capaz de salir en remera cuando hace frio a caminar por ahí escuchando a Lennon, ni yo me lo reprocho por más que no esté haciendo nada en el mismo instante en el que el mundo se cae en otro lado o acá cerca mismo. Y el mundo es tan importante como uno, porque uno camina sobre él, y fuma, y come hamburguesas y escucha a Lennon y hace el amor sobre él y, siento culpa de que ya no me importe. Y es entonces cuando este exilio de la mente me pesa como todos los años sin vos, como me pesan todos los lugares donde quise estar y no estuve, y todas las cosas que quise tener y no tuve, y todos los recuerdos, y todas las personas, ahi entonces me doy cuenta que también estoy cayendo junto a ese mundo queriendome ordenar como a un bolso antes de una mudanza, y te pongo en este lado a vos y del otro al trabajo, y por allá el amor, y mi visión del mundo, y allí la moral y mi viaje al norte y un par de libros que nunca voy a leer.


Acá no existen libros que me enseñen a vivir de esa manera tan extraña como algunos viven y, hay quienes me dicen que no sea tan idealista, que me saque algunos apellidos importantes de mis pensamientos a la hora de suponer algo. Pero cuando no estás y te perdes por detrás de aquella multitud siento que mi angustia no se llama solamente angustia, sino tambien amor y, de repente cuando ya no te veo aparece tu fragancia para darle cuerda a mis sentimientos y empezas a nacer de nuevo como un discurso lleno de adjetivos y verbos entristeciéndome, ya sin verte de lejos, sin ese lente magnifico e imaginario que aparece algunas veces y nos da la ilusión como un alivio de ver algo cuando en realidad lo único que se figura es una silueta cualquiera, recientemente difusa que se ha hundido permanentemente en el espacio.

...

Te veo pensar y no sé de qué estas hecha

me inquieto al saber que no soy eso que deseas

que la palabra amor en la arena dura muy poco escrita

entre ese espacio vacío que hay entre vos y el mar.

Ensima de tu sombra...


Y se escribe con toda la fricción que hay en las costas

con todo el ruido de todas las calles de todas las horas

con el viento, con tu nombre, con el vacio de las voces

que agitan muy alto como banderas nuestras canciones.


Voy naciendo de tus pies como ese grito que guardas,

de amores nuevos y tristezas viejas, del mundo que esperas,

de las noches que no fueron y los días que serán,

si todavía crees que la libertad esta oculta en eso que buscas…


No me gustas por lo que somos al estar juntos ni separados,

me gustas porque siempre estas haciendo pie del otro lado,

estirándome la mano para juntos dar el salto,

prometiéndome una alegría futura, un nuevo sol, una esperanza.


No somos de elegir, esto, mi amor, como una ola gigante

que nos hunde y nos ahoga, asi nos calla la mente,

como si no supieras que no es como esa canción que elegis cantarla

una mañana cualquiera del otoño bostezando en la ventana.