sábado, 24 de octubre de 2009

amorlagrimas (sangre) reflejosmuerte.

en el tiempo que no queda nos queda el silencio,
la espera del alma
con el sonido de la aguja con sangre,
con aire,
dolor de sangre
en paredes de tumba,
que retumban la rumba de la muerte,
de las voces sin sonido,
sin palabra,
de dolor,
sangre y saliva…
y lloro…
lloro lo que lloran otros,
las horas oxidadas de la espera,
del humo,
el alcohol,
la muerte…
rezando
"algun día será esta vida hermosa…"
con el sístole envenenado en el umbral del insulto
(exagerado)
la corazonada adulterada con mieles de otro mundo
sin moscas,
de abejas gordas sobrevolando panales gigantes,
mundos sin altares
ni grandes vestiduras,
solo gruesas de amor
de amores genuinos,
de odios vírgenes,
de prisiones llenas de libres,
de campos verdes
cubriendo la tierra que se abrirá
algún día
quizás
para guardarnos
en ese misterio inconsolable
en madrugadas sin tumbas
sin besos
ni despedidas
y
otra vez
la barrera intensificada,
el cachetazo real
como un arpón tanguero
sin reflejo
sin dios
sin vida,
sin una mierda,
y con la angustia de no ver nada
de no ser nada…
no soy nada
no lo somos,
ni en las teorías
ni en las prácticas,
ni en la conciencia atacada
por puñales mudos,
ni en la bronca
ni en el grito,
y sigo…
nos seguimos suicidando
en los recuerdos olvidados,
en el reflejo que compartimos
los domingos a la siesta
antes del partido,
pero nos amamos
descontroladamente
lo hacemos
durante el tiempo que no tenemos
en el llanto que no nos sale,
en el puño que no apretamos,
y más aún en los abrazos,
los besos,
las caricias que no regalamos,
en las ideologías que no vendemos,
como esta,
moribunda y sin esquilar
que se arrastra
buscando el seno
donde la leche solo se toma
para seguir naciendo.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Y cuando volvía el Tango se nos fue Alorsa...




Los poetas mueren jovenes, y no es extraño que pase en el momento que más los necesitamos, porque es asi: los necesitamos.



Por suerte nos queda su obra, algo inconclusa, es cierto, pero que sirva, al menos, para darnos cuenta que nos hace falta cada vez más poesía.



Un fuerte abrazo de gol, Alorsa!



VUELVE EL TANGO

Me leyó una gitana en la borra del café que vuelve el tango...
Una ambulancia prende la sirena de las pizzas y los malabaristas de luz roja apuran el mangazo,
una pareja se jura al celular las dos horas de trampa en algún telo,
y alguien solo en una pieza busca en el diario el delivery de trolas... vuelve el tango...

Y que vuelva nomás, si está en su casa.
Bienvenida de mates y gorriones, bienvenida de vinos y de farra,
por su primer amor que fue milonga,
de su primer amor que fue guitarra.
Lo habían apoliyado tenores engolados,
lo encerraron en museos repetidos, en telarañas de sombras de versiones
los que quisieron salvarse con carlitos, con el gordo, con el tano.
Lo hicieron tan cornudo que aburrieron, lo exportaron, le llenaron de sellos el pasaporte,
lo pisotearon atléticos bailarines que saltaban demasiado.
A él, que nació maldito y malparido en pesebres de patios y kilombos,
lo crucificaron en la resurrección de cumparsitas...


Señores, vuelve el tango, muzzarella y sin barullo
a reclamar de nuevo lo que es suyo,
en plena juventud de sus 100 años, vestido de bacán y en zapatillas.
Se dejó el funyi viejo para que no vayan a creer que da vergüenza,
se arrancó el quincho zanahoria, la biyú de lunfardos oxidados,
se sopló las frituras de la solapa y se vino, en bondi,
lo acompañan musiqueros a la gorra, un coro de diarieros y de pibes,
de choborras, de chorros de autopartes...
Dicen que se fue del barrio, cuando?...siga, siga!...y la pelota no se mancha...
Vuelve el tango, y que bufen los eunucos!

Me leyó una gitana en la borra del café que vuelve el tango...
Se escapó de enredadas partituras,
los que no lo conocen lo pedían,
alguien lo dio por muerto, qué locura!, si era siesta, nomás,
la que dormía.


Alorsa

Cantautor de la guardia hereje



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De esta manera se definía él:
Apodo: Alorsa
Ocupación: cantautor, taxista, ingeniero
Lugar de nacimiento, y el actual (ciudad, barrio, etc): república de Tolosa, nacido y criado.

“A ver…me llamo Jorge Marcelo Pandelucos, me dicen Alorsa, venido al mundo en la Ciudad de La Plata el 24 de noviembre de 1970 (sagitario y perro, pero ni bola al horoscopo), radicado en la Republica Separatista de Tolosa. Hice la secundaria en el Liceo Naval, y termine los estudios de ingenieria electronica. Fui profesor secundario, barman en San Martin de los Andes, encargado de cafeteria en Capital , ingeniero electronico y actualmente cantautor y chofer de taxi. Soltero y sin apuro, conocimientos musicales escasos y a mucha honra. Buen asador y matero semi profesional. Escribo desde la primaria (era el traga del colegio en redaccion tema la vaca, etc)
Aprendi a tocar la guitarra hace 4 años y compuse los primeros tangos casi inmediatamente obteniendo los nefastos resultados que hoy nos convocan, antes fui integrante peregrino de coros y bandas rockers y bluseras, saxofonista, viajé a europa con unas pistas de tangos clasicos grabadas (tipo karaoke…una vergüenza!)…y ahora me quiero salvar con la guardia hereje (que se esta transformando de un hobby a un proyecto de vida)
Me gustan Sumo, los Doors y las milongas lunfardas, las playas Griegas y las de Angra dos Reis, los libros de Cortazar y Oneti, el patio de mi casa, casi todos los deportes con preferencia hacia el futbol, soy hincha de San Lorenzo de Almagro (me pongo de pie) , solia jugar con gran despliegue fisico como volante de ida y vuelta pero el evidente deterioro, el sobrepeso y un meñisco rebelde me han ido relegando a la zaga y ultimamente contemplo la posibilidad humillante de comprarme guantes de arquero. Me gusta viajar pero gasolero y con mochila. Como datos de color mas o menos interesantes puedo intentar impresionarlos con un salto en paracaidas, uno en ala delta, 2 triatlones, y varios viajes a dedo, bondi y bici por paises limitrofes, el Amazonas, Europa y Egipto (todo alla lejos y hace tiempo). Defectos y virtudes no porque me da cosa. No bailo tango , pero de pibe pisaba las hormigas del jardin al son de algun malambo tradicional.”

martes, 23 de junio de 2009

Negro.



Mirándote dormir, tan pequeño e inocente,
no me es difícil pensar en el destino oscuro
que acompañará tu final.
A duras penas, por no vivirlo,
puedo entender tu futuro sufrimiento negro
de chapa y de cartón,
de atardeceres fríos en plazoletas desoladas,
ataduras soporíferas que te dará la pobreza.

Se apagará tu alegría de tablón alentando
al equipo para que ascienda a la primera división,
como poco a poco reinará la triste ausencia
en el potrero de tu suerte de gambeta lenta y grito de gol.
Las vecinas y los más chicos no sabrán entender
tu despedida embroncada de héroe de papel,
una pared rezará anónimamente alguna oración pa’l Gauchito
y, tu nombre marcado con navaja quedará para siempre
en la esquina como testamento para el vago del futuro.

No dejarás carta ni mensaje para la vieja,
porque tendrás la fe y la confianza suertuda del último golpe.
Tendrás en tu corta vida el sueño descompuesto
de creerte capo en una favela que nadie construyó,
berretín de querer tenerla más grande que cualquiera,
del rapero bonaerense que no sabe rimar,
del líder negro acribillado en un best seller,
sobre panteras negras, que nunca nadie dirigió.

Pagarás un alto precio por querer ser como los que pueden,
por la envidia camuflada detrás del siré y la bicera,
saltando más alto que todos por tus llantas con resortes,
en un juego de negros diferente al de la NBA.

Te asfixiarás de tanto en tanto
en tu sueño de calibre mojado
por cojerte a la piba más linda del barrio
sobre la moto con estéreo y sin patente;
pesadilla repetida de tambores colombianos
en panzas de madres que todavía no son mujeres,
de bailar descalzo la murga
embarrada y asesina de parches rotos,
de necesitar querer vivir más en la esquina que en tu casa,
de no poder tener más guita para ahogarte en kerosenes.

Bajo la campera con olor a porro y fogata,
guardarás el fierro cromado que a un yuta se le cayó.
La campana sonará para convertirte
en ese triste delincuente común
que no saldrá en las noticias,
aunque sí en estadísticas políticas de inseguridad.
Hablarán de menores asesinos
y, manosearan en mesas frívolas
el derecho humano de “querer sobrevivir”.
Seis tiros en el pecho y uno en el rostro acabarán con tu viaje,
iluso de aventuras sin comienzo ni fin.

Ni tu novia ni tu vieja reconocerán
tu cara de muerto asustado en la morgue,
un tatuaje en el cuello te servirá de DNI.

Serás un chorro menos para muchos;
para otros, un pibe más acribillado.
La verdad finalmente la tendrá el dueño del almacén,
víctima de tu salvajismo decadente
de “pendejo malnacido, guacho tira tiro, resentido-marginal.”
En la puerta de tu casa levantarán tu ataúd
y un coro de pistolas descargarán sus vientres boca arriba,
la noche sepulcral, friolenta y previsible,
se cubrirá de una niebla calurosa
junto a los disparos que como llantos ancestrales
repetirán
y anunciaran
una dolorosa sinfonía de venganza
en el ritual.

miércoles, 22 de abril de 2009

Cualquier cosa.


Cada miércoles por la tarde me da ganas de convertirme en larvita y entrar impunemente por tu oreja sucia hasta el motor de tu mente. Rompiendo telas entre medio de ceras y mugre, desgarrando membranas y otras asquerosidades. Todo esto para mearte el cerebro, esa avellana proveniente de Avellaneda o Florencio Varela, vencida y maltratada. Entonces una vez ahí, dentro de ese baúl de mierda cubierto de moco y sangre, voy a meter un bagullo atado a una oración para San Monguito, así te cuida del mal o del bien, de la realidad adulterada con gotitas de riachuelo, de los Mesías de oro y plata, de las filosofías de bigote recto, de las noticias soporíferas, en fin, salvarte de Pepetrueno, ese hijo-de-puta que vomita en tu mesa y caga en tu lecho de muerte.

Te noto mal-nutrida, mal-querida, mal-cojida, como si por fin todo mi odio hubiese sido descargado sobre tu materia. Pero todavía no llegué a sentir el placer de ver como tu cara se deforma bajo mis pies. Aún la intangible maquina de matar no se apoderó de mis nervios y mi corazón pareciera estar tristemente en estado de observación en ese hospital mugriento que sos vos. Dame el alta. Para poder vengarme de la punción cerebral, del suero hipotético en mis venas, del enema social y, de las cadenas de oraciones a la figurita difícil del Álbum Divino. Sueño con tu cabeza partida en mil pedazos.

Salgamos a odiarnos. Te invito a la calle para marchar con esa pancarta del “Derecho al Odio” como insignia. Matémonos de una vez por todas, no dejemos que nos hagan, ya, sufrir por cualquier cosa. Deseo que con unos cuantos vayamos a romperte los huesos con golpes de puño, arrancarte los ojos, patearte la cabeza sin que te cubras, aunque me costaría, tengo pie plano y un dedo mocho. Vayamos a la plaza a reclamar por la no-paz, luchemos por el amor a la venganza y salgamos a romper los muros que nos separan, torturemos la mentira y matemos a los que matan. No te asustes de ver en tu cara esa facción antigua de guerra perdida, no está mal que sientas odio, porque del odio de muchos grandes hombres nacieron grandes revoluciones como por ejemplo la del Magic-Clic.

Algunos viernes por la mañana me dan ganas de verte parir una copla jujeña o un tanguito porteño y, que amases con tus pies descalzos la hierba que nace en mi tierra mojada. Verte desnuda entre las sabanas -en mi cama o en la tuya- esperando el Punto G, la paz del mundo, mi sangre, un robo común o un crimen no-televisivo. Hablar con vos de cosas -más o menos- importantes, mientras te meto un dedo en la nariz y, me puteas. Así me doy cuenta que te gusta jugar a “vivir la vida” pero bien sabes que este sitio es muy grande para vos, y todas las noches viene esa imagen perpetua para salvarte de mis brazos, mi lengua, mis ojos, de la escupida solemne a tu conciencia.

Para serte sincero, no había encontrado, hasta allí -hasta tu cuerpo-, un camino tan delgado y perfectamente curvo entre la vida y la muerte, como una línea dibujada por esa gotita de sangre indeleble que sale de nuestras narices como un hilo de tanza. Y esquivando la idea de mi defunción camino jugándome el cuello resistiendo los cascotes que caen del cielo lánguido y triste, sin importar la lisonja que me tiras a la hora de amarte sin quererte, el momento insoportable de querer saber si en realidad te ha gustado o no la ceremonia. No creas que soy el dueño de mi vida, no tengo esa libertad, ni ese miedo a tenerla, no tengo ese poder que tenés vos, no soy el Capitán América que espera por tu trasero del otro lado de la avenida. No voy a ofrecerte mi objeto fálico para que comulgues, ni un neumático importado, ni mucho menos la cancioneta de moda en mi motocumbia. El estado de mis cosas no cambia por mi fuerza de voluntad, cambia por ese granito de mierda que cae todos los días sobre mi jardín.

Nunca seremos uno. Somos dos churrascos crudos, partidos por mitades incontables, desagradables y asquerosas y, el lacrimógeno ambiente que generamos hasta nos sienta bien y nos reímos de cualquier cosa que nos haga sentir distendidos, entretenidos, distraídos, en fin, em-pe-lo-tu-de-ci-dos. La mañana vendrá como viene tu tía, tu sobrina, el cartero, y mientras lo pienso me angustio ante la nada de mi celo enervado por la ausencia de tu cintura bajo la mía, de mis manos desabrigas agarrando cristales imaginarios, quebrándolos como a un par de ramas secas antes que venga por mi la muerte inminente y, mi YO sin vos, pensará en ese interrogante tan elocuente que siempre te fastidia un poco. No me digas nada, ya lo sé. Tenés muchas cosas que hacer, se te hace tarde.

martes, 24 de marzo de 2009

A LAS MADRES Y ABUELAS


Mucho más cerca de él te encuentras cada jueves,
te espera en cada esquina de la plaza
para liberar con un soplo
a tu pañuelo blanco del polvo de ladrillo,
del dolor eterno,
por la ausencia presente de hijo perdido,
del llanto dulce de nieto robado,
de tantos años de mentiras, injusticias y traiciones.

En cada arruga llevas grabadas palabras de lucha,
de grito y de marchas,
de NUNCA MÁS!
con los puños crispados, banderas de palo,
y treinta mil escraches de HIJOS contra los traidores,
contra los asesinos,
contra los cobardes.

Encabezas la comparsa a puro tambores tristes
llevando el ritmo alegre de amores y esperanzas
junto con los que a tu lado cantan
(con la voz ya quebrada)
que
"a donde vayan los iremos a buscar”,
que siempre se los perseguirá
para que digan la verdad,
para que paguen por tanto llanto de madre
y por cada identidad perdida de niño.

Y así seguís, con tu hermosa dignidad insurrecta
dándole la espalda a la derrota,
haciéndonos saber que
la única lucha que se pierde
es la que se abandona,
y llegará el día que los asesinos confiesen
y que los hijos aparezcan;
que de un momento a otro
tu cuerpo se convierta en grito rebelde,
en jueves de plaza,
en
pañuelo blanco.

viernes, 13 de marzo de 2009

La Verdad te hará libre (ZEITGEIST)


Imagina que no estas conforme con las historias que te han contado desde que naciste, las mismas historias que le han contado a tus padres, las que le han contado por los siglos y los siglos a generaciones y generaciones de individuos que habitaron y habitan el planeta.

Imagina por un momento que tienes la posibilidad de educarte e investigar de donde venimos, por qué creemos en esto y no en aquello, por qué nos ha pasado tantas cosas a lo largo de todo este tiempo.

Imagina que otro mundo es posible y que, la única manera de que los días no sigan siendo terribles y grises es que vos sepas la verdad.

Qué te hace creer que tu gobierno dice la verdad?

O que los medios de comunicación dicen la verdad?

O qué tu Iglesia te dice la verdad?

Todo en lo que vos crees ha sido inventado por el hombre. Por tipos que han ideado y han puesto en práctica políticas y leyes q hoy te controlan. Los mismos tipos que te imponen sus agrupaciones bancarias, los que te han dado tu gobierno corrupto, tu educación corrompida, los mismos tipos que han conspirado genocidios contra tu raza y tu cultura, los que han lanzado las guerras que destruyen en pedazos a tus hermanos y pronto te destruiran a vos, los que han fabricado las industrías que contaminan tu aire y tus riós, los que manejan los medios de comunicación que te desinforman y por lo tanto te distraen, los mismos tipos que han creado las instituciones religiosas para que cuando estés desconsolado porque todas las cosas que te nombré antes te den miedo o ya te arruinaron, te enfermaron, y te hicieron sentir, pensar y creer que, no tenés derecho a nada, que la culpa de todos los males que atacan al maldito mundo es tuya y solo tuya, recurras a ellas para refugiarte del miedo, para buscar tu salvación y el por qué de todos tus sufrimientos.

Tu salvación está en la verdad, y ellos nunca te la darán. No les conviene para sus negocios, porque no les conviene que seas libre.

Solo la verdad te hará libre. Por eso tienes que buscarla, pero antes que nada debes sentirte con el derecho de poder buscar esa verdad que no está precisamente en la dirección donde estás mirando, porque vos no elegiste mirar a esa dirección, te han dado muy pocas direcciones a elegir y elegiste la más cómoda de todas, el entretenimiento, la distracción, las noticias que desinforman, la mentira.

Hazte valer, así le darás un sentido a tu condición de ser libre y volverás a tu forma humana, pero no la forma que haz creído toda tu vida que te dio aquella presencia Divina en el Universo que los hombres han llamado "Dios", el "Todo Poderoso", "el que todo lo ve porque todo lo sabe", sino otra forma que tu quieras darle, porque serás libre de elegir.


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ZEITGEIST



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Zeitgeist es un documental escrito, dirigido y producido por Peter Joseph el año 2007, que tuvo una amplia difusión por Internet, en la web del proyecto y mediante Google Video; aunque fue grabado originalmente en inglés, es posible descargarlo del sitio web oficial con subtítulos en español. Desde su publicación gratuita en Google Video en primavera de 2007, la película ha sido vista más de 5 millones de veces.Su contenido cuestiona los efectos del sistema monetario sobre el conjunto de la sociedad, proponiendo una sociedad alternativa basada no en la moneda sino en el uso de los recursos para satisfacer, primero que nada, las necesidades básicas de todos los habitantes del planeta. Hace una crítica de las actuales instituciones sociales y políticas, que no permiten dar respuestas adecuadas a los problemas existentes. Propone un mundo sin líderes, caudillos, salvadores y demás, sin subordinación de unos a otros, igualdad real, democracia real. Plantea el documental la necesidad de un cambio del modelo económico y de instituciones políticas. Pone el acento al final en la necesidad del cambio personal, concluyendo con unas imágenes de Krishnamurti apelando a la responsabilidad de cada uno ante el estado del mundo.A manera de intrahistoria: intenta partir de un análisis de la estrategia y cálculo político, de varias creencias religiosas e instituciones políticas y económicas, en especial el cristianismo, los ataques del 11 de septiembre, la guerra contra el terrorismo, la Reserva Federal y el sistema financiero internacional. El propio título, Zeitgeist, es una expresión alemana que quiere decir "espíritu de una época", aludiendo a la experiencia del clima cultural dominante.Plantea la existencia de mecanismos de dominación absoluta dentro de las instituciones de control social convencionales; más que centrarse en si las intenciones son ocultas o manifiestas, explora los métodos de convencimiento individual y asentimiento social de la sociedad civil ante sus dominadores. El documental posee un trasfondo cuasi-anarquista, expresado sobre todo en las conclusiones finales de una manera tácita, haciendo un alegato contra las estructuras de poder de toda índole por su carácter nocivo para el desarrollo humano.


Sinopsis

El documental está estructurado en tres partes. La primera es una exposición del cristianismo como un mito, un híbrido astrológico-literario. Este mito constituye el terreno abonado sobre el que pueden funcionar nuevos mitos en los que las masas crean ciegamente y así ser manejados con mayor facilidad. La segunda parte expone el funcionamiento de la propaganda y adoctrinación mediática, logrando que los propios ciudadanos acepten ser más controlados por sus gobiernos. La tercera sección habla sobre la geopolítica y economía global enfocándose en el monopolio del dinero (junto a la especulación financiera) y el gasto militar.


Primera parte: La historia más grande jamás contada

En la primera parte del documental se describen las similitudes que existen entre los mitos de distintas religiones antiguas y los del cristianismo. Por medio de una serie de acontecimientos y fechas se relacionan las narraciones religiosas más conocidas con la descripción astrológica que los egipcios relatan sobre el dios Horus en forma de historia mitológica.Se hace hincapié en que ciertos atributos de mitos anteriores fueron copiados y atribuidos por los primeros cristianos a la figura de Jesús. Como conclusión de la primera parte, el documental sugiere que la figura mitológica de Jesús de Nazareth se corresponde con la de un dios solar, es decir que Jesús sería el Sol, literalmente, el que es "visto venir desde los cielos", "andando sobre el agua", etc. La explicación aparece alrededor del 25 de Diciembre, cuando ocurre el solsticio de invierno. Entonces vemos como el Sol, el Dios Sol -Jesus- llega, el día 22, a su punto más bajo, en las vecindades de una conocida constelacion llamada la "Cruz del Sur". Entonces detiene, al menos perceptiblemente, su viaje por tres dias hasta el 25 de Diciembre cuando, otro grupo de estrellas bien conocidos apuntan la salida del sol. Este día vemos como el "cinturón de orión" o "las tres Marías" o como se les llamaba en la antigüedad "los tres reyes" apuntan hacia la salida del sol en la mañana de tan celebre fecha. Políticamente hablando 'El Dios Sol ha muerto en la Cruz para luego de tres dias volver a la vida' lo vemos nacer una y otra vez, cada día al amanecer vuelve por voluntad propia.


Segunda parte: Todo el mundo es un escenario

En este capítulo se intenta demostrar que los ataques del 11S en Nueva York y los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres fueron en realidad perpetrados por algún grupo de poder de EE. UU.Esta operación de bandera falsa estaría encaminada a conseguir el beneplácito de la sociedad estadounidense para iniciar las reformas necesarias que permitirían el comienzo de una serie de invasiones de puntos estratégicos como son Afganistán, Iraq e Irán.


Tercera parte: No prestes atención a los hombres detrás de la cortina

En el último capítulo se detalla la abolicion del Banco Central de EE.UU y el nacimiento de la Reserva Federal, la evolución del sistema monetario y por último los supuestos fines de los hombres detrás de la cortina, que irían desde la creación de la Unión Norteamericana e implantación de chips RFID en todas las personas del planeta, hasta la declaración de un gobierno mundial.Es el capítulo donde a partir de la segunda mitad, específicamente en el tema sobre el futuro de la geopolítica, más se mezclan proyecciones sobre sucesos futuros. Activismo del creador En el sitio web oficial de Zeitgeist, dentro de la sección Activismo, pueden encontrarse artículos donde se leen diferentes protestas breves. Básicamente están criticando el Estado policial, el sistema educativo actual y denunciando lo que el autor considera mentiras sobre lo que ocurrió el 11-S.Dentro de la sección antes mencionada llama la atención su apoyo para la Presidencia de los Estados Unidos a Ron Paul, político estadounidense de ideología paleolibertaria, antes miembro del Partido Libertario y ahora miembro del Partido Republicano, del cual reconoce que "no es perfecto" pero que ha prometido abolir la Reserva Federal, se ha opuesto radicalmente a la Unión de Estados del Norte y promete poner fin al Impuesto a los Ingresos (denunciado en el documental como anticonstitucional).

(Fuente: Wikipedia)

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INTRODUCCIÓN




PARTE I


LA MÁS GRANDE HISTORIA JAMÁS CONTADA










PARTE II


TODO EL MUNDO ES UN ESCENARIO














PARTE III


NO PRESTES ATENCIÓN A LOS HOMBRES DETRÁS DE LA CORTINA













martes, 17 de febrero de 2009

Ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta



INTRODUCCIÓN DEL LIBRO "LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA", DE EDUARDO GALEANO:

Ciento Veinte Millones de Niños en el Centro de la Tormenta.

« ... Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez ... »(Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809)

La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan. consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos. Son mucho más altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declaró en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el Progreso, «hablar de precios justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena época de la libre comercialización ... » Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios. Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos no sólo funcionan para el mercado externo dominante; proporcionan también caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los empréstitos y las inversiones extranjeras en los mercados internos dominados. «Se ha oído hablar de concesiones hechas por América Latina al capital extranjero, pero no de concesiones hechas por los Estados Unidos al capital de otros países...» Es que nosotros no damos concesiones», advertía, allá por 1913, el presidente norteamericano Woodrow Wilson. Él estaba seguro: «Un país -decía- es poseído y dominado por el capital que en él se haya invertido». Y tenía razón. Por el camino hasta perdimos el derecho de llamarnos americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya habían asomado a la historia, como pueblos nuevos, un siglo antes de que los peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de Plymouth. Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una función, siempre en beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene mucho más de dos eslabones, y que por cierto también comprende, dentro de América Latina, la opresión de los países pequeños por sus vecinos mayores y, fronteras adentro de cada país, la explotación que las grandes ciudades y los puertos ejercen sobre sus fuentes internas de víveres y mano de obra. (Hace cuatro siglos, ya habían nacido dieciséis de las veinte ciudades latinoamericanas más pobladas de la actualidad.) Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se convierten en veneno. Potosí, Zacatecas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacíos, y la ruina fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva amazónica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa. La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista aboga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes - dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga. La brecha se extiende. Hacia mediados del siglo anterior, el nivel de vida de los países ricos del mundo excedía en un cincuenta por ciento el nivel de los países pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad: Richard Nixon anunció, en abril de 1969, en su discurso ante la OEA, que a fines del siglo veinte el ingreso per capita en Estados Unidos será quince veces más alto que el ingreso en América Latina. La fuerza del conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria desigualdad de las partes que lo forman, Y esa desigualdad asume magnitudes cada vez más dramáticas. Los países opresores se hacen cada vez más ricos en términos absolutos, pero mucho más en términos relativos, por el dinamismo de la disparidad creciente. El capitalismo central puede darse el lujo de crear y creer sus propios mitos de opulencia, pero los mitos no se comen, y bien lo saben los países pobres que constituyen el vasto capitalismo periférico. El ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete veces mayor que el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces más intenso. Y los promedios engañan, por los insondables abismos que se abren, al sur del río Bravo, entre los muchos pobres v los pocos ricos de la región. En la cúspide, en efecto, seis millones de latinoamericanos acaparan, según las Naciones Unidas, el mismo ingreso que ciento cuarenta millones de personas ubicadas en la base de la pirámide social. Hay sesenta millones de campesinos cuya fortuna asciende a veinticinco centavos de dólar por día; en el otro extremo los proxenetas de la desdicha se dan el lujo de acumular cinco mil millones de dólares en sus cuentas privadas de Suiza o Estados Unidos, y derrochan en la ostentación y el lujo estéril - ofensa y desafío- y en las inversiones improductivas, que constituyen nada menos que la mitad de la inversión total, los capitales que América Latina podría destinar a la reposición, ampliación y creación de fuentes de producción y de trabajo. Incorporadas desde siempre a la constelación del poder imperialista, nuestras clases dominantes no tienen el menor interés en averiguar si el Patriotismo podría resultar más rentable que la traición o si la mendicidad es la única forma posible de la Política internacional. Se hipoteca la soberanía porque «no hay otro camino»; las coartadas de la oligarquía confunden interesadamente la impotencia de una clase social con el presunto vacío de destino de cada nación. Josué de Castro declara: «Yo, que he recibido un premio internacional de la paz, pienso que, infelizmente, no hay otra solución que la violencia para América Latina». Ciento veinte millones de niños se agitan en el centro de esta tormenta. La población de América Latina crece como ninguna otra; en medio siglo se triplicó con creces. Cada minuto muere un niño de enfermedad o de hambre, pero en el año 2000 habrá seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos, y la mitad tendrá menos de quince años de edad: una bomba de tiempo. Entre los doscientos ochenta millones de latinoamericanos hay, a fines de 1970, cincuenta millones de desocupados o subocupados y cerca de cien millones de analfabetos; la mitad de los latinoamericanos vive apiñada en viviendas insalubres. Los tres mayores mercados de América Latina -Argentina, Brasil y México- no alcanzan a igualar, sumados, la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental, aunque la población reunida de nuestros tres grandes excede largamente a la de cualquier país europeo. América Latina produce hoy día, en relación con la población, menos alimentos que antes de la última guerra mundial, y sus exportaciones per capita han disminuido tres veces, a precios constantes, desde la víspera de la crisis de 1929. El sistema es muy racional desde el punto de vista de sus dueños extranjeros y de nuestra burguesía de comisionistas, que ha vendido el alma al Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto. Pero el sistema es tan irracional para todos los demás que cuanto más se desarrolla más agudiza sus desequilibrios y sus tensiones, sus contradicciones ardientes. Hasta la industrialización, dependiente y tardía, que cómodamente coexiste con el latifundio y las estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupación en vez de ayudar a resolverla; se extiende la pobreza y se concentra la riqueza en esta región que cuenta con inmensas legiones de brazos caídos que se multiplican sin descanso. Nuevas fábricas se instalan en los polos privilegiados de desarrollo -Sao Paulo, Buenos Aires, la ciudad de México- pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema no ha previsto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran píldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños latinoamericanos continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tierras espléndidas que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan. A principios de noviembre de 1968, Richard Nixon comprobó en voz alta que la Alianza para el Progreso había cumplido siete años de vida y, sin embargo, se habían agravado la desnutrición y la escasez de alimentos en América Latina. Pocos meses antes, en abril, George W. Ball escribía en Life: «Por lo menos durante las próximas décadas, el descontento de las naciones más pobres no significará una amenaza de destrucción del mundo. Por vergonzoso que sea, el mundo ha vivido, durante generaciones, dos tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el poder de los países pobres». Ball había encabezado la delegación de los Estados Unidos a la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en Ginebra, y había votado contra nueve de los doce principios generales aprobados por la conferencia con el fin de aliviar las desventajas de los países subdesarrollados en el comercio internacional. Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silenciosamente, sin estrépito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento: sus crímenes no se difunden en la crónica roja, sino en las estadísticas de la FAO. Ball dice que la impunidad es todavía posible, porque los pobres no pueden desencadenar la guerra mundial, pero el Imperio se preocupa: incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a los comensales. «Combata la pobreza, ¡mate a un mendigo!», garabateó un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. ¿Qué se proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los próximos mendigos antes de que nazcan? Robert McNamara, el presidente del Banco Mundial que había sido presidente de la Ford y Secretario de Defensa, afirma que la explosión demográfica constituye el mayor obstáculo para el progreso de América Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgará prioridad, en sus préstamos, a los países que apliquen planes para el control de la natalidad. McNamara comprueba con lástima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco por ciento menos, y los tecnócratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadísimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: «Si un país en desarrollo que tiene una renta media per capita de 150 a 200 dólares anuales logra reducir su fertilidad en un 50 por ciento en un período de 25 años, al cabo de 30 años su renta per capita será superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera alcanzado de lo contrario, y dos veces más elevada al cabo de 60 años», asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho célebre la frase de Lyndon Johnson: «Cinco dólares invertidos contra el crecimiento de la población son más eficaces que den dólares invertidos en el crecimiento económico». Dwight Eisenhower pronosticó que si los habitantes de la tierra seguían multiplicándose al mismo ritmo no sólo se agudizaría el peligro de la revolución, sino que además se produciría «una degradación del nivel de vida de todos los pueblos, el nuestro inclusive». Los Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificación familiar. No sólo el gobierno; también Rockefeller y la Fundación Ford padecen pesadillas con millones de niños que avanzan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y Aristóteles se habían ocupado del tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los países y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión. Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles. Diversas misiones norteamericanas han esterilizado a millares de mujeres en la Amazonía, pese a que ésta es la zona habitable más desierta del planeta. En la mayor parte de los países latinoamericanos, la gente no sobra: falta. Brasil tiene 38 veces menos habitantes por kilómetro cuadrado que Bélgica; Paraguay, 49 veces menos que Inglaterra; Perú, 32 veces menos que Japón. Haití y El Salvador, hormigueros humanos de América Latina, tienen una densidad de población menor que la de Italia. Los pretextos invocados ofenden la inteligencia; las intenciones reales encienden la indignación. Al fin y al cabo, no menos de la mitad de los territorios de Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Venezuela está habitada por nadie. Ninguna población latinoamericana crece menos que la del Uruguay, país de viejos, y sin embargo ninguna otra nación ha sido tan castigada, en los años recientes, por una crisis que parece arrastrarla al último círculo de los infiernos. Uruguay está vacío y sus praderas fértiles podrían dar de comer a una población infinitamente mayor que la que hoy padece, sobre su suelo, tantas penurias. Hace más de un siglo, un canciller de Guatemala había sentenciado proféticamente: «Sería curioso que del seno mismo de los Estados Unidos, de donde nos viene el mal, naciese también el remedio». Muerta y enterrada la Alianza para el Progreso, el Imperio propone ahora, con más pánico que generosidad, resolver los problemas de América Latina eliminando de antemano a los latinoamericanos. En Washington tienen ya motivos para sospechar que los pueblos pobres no prefieren ser pobres. Pero no se puede querer el fin sin querer los medios: quienes niegan la liberación de América Latina, niegan también nuestro único renacimiento posible, y de paso absuelven a las estructuras en vigencia. Los jóvenes se multiplican, se levantan, escuchan: ¿qué les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras vacías; opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan; convoca a los latifundistas a realizar la reforma agraria y a la oligarquía a poner en práctica la justicia social. La lucha de clases no existe -se decreta- más que por culpa de los agentes foráneos que la encienden, pero en cambio existen las clases sociales, y a la opresión de unas por otras se la denomina el estilo occidental de vida. Las expediciones criminales de los marines tienen por objeto restablecer el orden y la paz social, y las dictaduras adictas a Washington fundan en las cárceles el estado de derecho y prohiben las huelgas y aniquilan los sindicatos para proteger la libertad de trabajo. ¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden, es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razón: «Me han traicionado». Y los ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine, derribada el día de la victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la experiencia del cambio: la perpetuación del actual orden de cosas es la perpetuación del crimen. Los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o traicionadas a lo largo de la torturada historia latinoamericana se asoman en las nuevas experiencias, así como los tiempos presentes habían sido presentidos y engendrados por las contradicciones del pasado. La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será. Por eso en este libro, que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas y, cerca, los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de esclavos y las ganancias de la General Motors. También los héroes derrotados y las revoluciones de nuestros días, las infamias y las esperanzas muertas y resurrectas: los sacrificios fecundos. Cuando Alexander von Humboldt investigó las costumbres de los antiguos habitantes indígenas de la meseta de Bogotá, supo que los indios llamaban quihica a las víctimas de las ceremonias rituales. Quihica significaba puerta: la muerte de cada elegido abría un nuevo ciclo de ciento ochenta y cinco lunas.

martes, 27 de enero de 2009

A una morocha del Sur...


No te lamentes si alguna vez la innecesaria operación
de los sueños te separa un poco de lo real y de lo práctico.
Si el mar no encuentra, allá en lo profundo,
otro mar de tregua para vos,
o si la oscura nube metalizada se desprende del cielo que miras
sin dejarte ver el caminar del sol y las escamas del cielo,
no llores, no sientas pena.
Porque de las plantas, como de todas las cosas
que crecen al regarse (hasta con lagrimas)
se disparan el aire y el calor que te acarician y te consuelan,
por mas que la oscuridad esté allí,
contemplando susurros y desiertos,
golpes y tempestades, llantos y desvelos.
Y la gota que camina de los ojos hasta el suelo,
rebotando en la cerámica, no es más que una pelotita rebelde
que escapó de tu simpleza y de tus ganas de reír sin poder…
-ese sonar liquido del silencio, insoportable,
terco y caprichoso.-

No hay más dolor en el recuerdo que buscas,
no hay mentiras, no hay más sales para las heridas donde
la sangre ya no emerge, sino fluye, y con las piernas vas
empujando la atmósfera pesada que fastidia,
hacia otro lado sin riachuelo,
otro sur no tan nuestro,
no este sur con calles de tierra y humo industrial,
tan apasionado, donde se habla siempre en domingo
y se ama descontroladamente,
donde se ve caer del puente, rodando,
la piedra herida, el palo quebrado, los puños crispados,
el grito…

No pienses que la vida solo me dará hijos, un hogar,
un peine para cuando se me caiga el pelo,
no creas que el Éxito es algo más que un cuaderno de tapa dura
donde podemos escribir hasta la eternidad de las cosas,
hasta la inmortalidad de las hojas mismas.

No ves morocha?
No podemos atarnos de pies al tiempo y escaparnos
del traje gris, de los relojes, de los asientos traseros de los taxis,
de las plazas sin artesanos,
donde no existan las Cajitas Felíces, las películas sin subtitular,
un corazón sano, un jugo de naranja…
En fin…
y no estoy triste por eso.

Solo importa el perfume de tus manos sin perfume,
la paz declarada, los niños,
los amantes sin escondite, los cementerios sin tumbas,
el gemir de las olas contra las piedras,
las montañas que se mueven.
No te aflijas porque la comida o porque aquel,
si te ves mas delgada con esa remera negra o blanca,
por las muñecas mutiladas…
No hay más belleza que tu sonrisa desbordada
por palabras llenas de gracia y de ternura
que nacen dentro tuyo, que duermen dentro mío,
mientras reímos de nosotros mismos
y sollozamos la rosa muerta por el tirano que
nos baja la persiana privándonos del sol,
de las nubes metalizadas, de las escamas del cielo.

Morocha dejame verte una vez más
y dame la mano,
acompañame a buscar las risas del futuro,
la eternidad de los sueños,
la muerte del olvido,
afianzándonos, como siempre,
entre el espanto y la delicia,
la comparsa triste que nos hace ser o no ser
libres
en el vuelo salvador de conciencias y sentimientos,
de amistad y lejanías, de historias absurdas
para robarte sin tantos pretextos,
aunque sea por semestres,
alguna palabra tímida de tu sonrisa desbordada
de colores y perfumes,
de metáforas y canciones.

...

viernes, 23 de enero de 2009

La propaganda manda cruel, en el cartel...


























































































































La mar estaba serena... (2002)


Todavía no amaneció, pero me animan los reflectores en el cielo. El intermitente temporal cayó sobre los chaperios y todo dio igual. Los niños aplaudieron y se conformaron con el fenómeno aunque rezaron para que la próxima navidad, sea Santa Claus quien caiga del cielo y no un estúpido chaparrón de meteoritos.
Fuentes del FBI han informado que el anciano ha sido capturado en la frontera Bolivia-Paraguay con setenta mil piedras de opio que iban dirigido hacia Japón.
Así las cosas, una revolución ha ganado jerarquía en tierras del sol naciente. Los orientales abrieron los ojos por primera vez y dieron en el blanco. Las profecías nos dicen que diez millones de japoneses marcharan hacia los Estados Unidos por una carnicería. Pikachu va a ser liberado!!! Es un buen dirigente y sabe de las injusticias del mundo, toda esa puta escoria que ha dejado a su espionaje contra la pared. Los diferentes países del mundo se unieron en un solo grito, pero la astucia japonesa los ha vuelto a vencer. La tecnología craneana oriental se apoderó de todo nuestro revolucionario mundo americano, han matado todos los gangster de la ciudad, los fusilaron uno por uno cuando lograban escapar de sus jaulas, reventaron el último nudo que quedaba de la mafia china y radicaron a sus prostitutas, falsearon todos los documentos que les hicieron falta para que la historia deje de matar al tan celebre fantasma de la CIA.
La política americana ha vuelto a caer. Tipos cuyas propiedades son oro puro, soldados de buena chapa y licencias para mandar cuerpos a la morgue. El mundo se ha convertido en un rápido reloj de dólares y América se ha conmocionado.
Un terremoto azteca dio a luz la nueva cara de la esfinge, nada de maldiciones ni profecías pusilánimes, todas las tribus del continente se unieron para ver el joven poliedro. Los sapucái sujetaron su resonancia en la frontera y el grito de guerra de los siux se desplomó de las Torres Gemelas. Lo sentimos. Desde lo mas alto de las montañas, se explicó Dios ante el mundo y todo volvió a la normalidad. Las luces de los estadios se encendieron nuevamente, la pelota, felizmente, volvió a rodar y los ojos se pegaron a las pantallas otra vez. El Negro me cuenta de La Habana, yo me preparo para una nueva ola de proyectiles, El Negro insiste en Ibiza cuando el bullicio es ensordecedor. El milenio nos encontró sentado frente a la Casa Blanca, viendo los fuegos artificiales que lo anuncian. Un relator nos cuenta por medio de los altavoces la historia del país. Este tipo, dicen es el mejor de todos los relatores del mundo. La historia cuenta que nadie sabe de su paradero, pero si que fue encontrado... aquí cerca, en Miami Beach con un sombrero jamaiquino. Eso no nos incumbe. La ciudad está repleta de cámaras que transmiten todos los rincones del estado y se enfocan en una gigantesca pantalla, situada metros arriba del Puente de Brooklyn. Las cámaras llegan a enfocar los mas pequeños detalles de cómo se vive la fiesta en los diversos clubes modernos y exóticos del primer mundo(?). Hasta pusieron una de esas cámaras en un boliche latino, pero por una cuestión de estética decidieron censurarla a último momento. De repente una sorprendente imagen satelital se prende a las pantallas de la ciudad: un extraterrestre que hace días, no mas, han cazado mediante una nave de la NASA, saluda agitando una banderita yanqui y con su vocecita torturada canta el himno del país. Parece tierno y amigable, eso también demuestra que ET era un verdadero marciano y no un simple muñeco de hule.
Yo sigo asombrándome de las nuevas posibilidades que la ciencia nos muestra, mientras de a sorbos caliento mi cuerpo congelado con una barata ginebra (con gente depierta!). Los aviones sobrevuelan la capital del país haciendo piruetas, impensadamente los vemos formando un símbolo de paz, la escena nos conmueve, el relator enmudece por un tiempo y entre llanto larga un grito: Viva América!!! (Como si el país fuera un solo continente). El Estado se estruja de manera incontenible, justo cuando veo el paso de una centella.
Ahora, como plato fuerte, desde un satélite artificial imágenes de las distintas batallas estadounidenses se reflejan en el lago. Podrían haber puesto mas cosas de lo visto, nada de Bangladesh ni de Bolivia, solo la muestra de un capitalismo moderno sobre la astucia japonesa. El documental termina y en las pantallas vuelven a los festejos. Yo prendo un cigarrillo, mientras cruzo la avenida con una ilusorio vuelo melancólico, pensando en mi país, en mi tango y en las novedades que El Negro me sigue contado sobre La Habana, pero vuelvo a tierra cuando casi un auto volador le arranca la cabeza con sus electrónicas aletas con forma de guadaña. Nada es mas cool que recibir el milenio con una catástrofe.

Como una herramienta mas de los nuevos síntomas mecánicos, Natsuka deja que la pistola de heroína lo desarme frente a las cámaras. Deja inmovilizado el pulso y el material se le desparrama en sus nervios, le brota por los ojos y rebalsa. Las niñas sueltan una ovación. Chicos ricos husmean la caja fuerte y la violan. Huelen a jarabe y tienen doble faz. Antes de enloquecer atrapaban las estrellas en el ojo del insomnio, adoraban infantes marcados sobre moldes de androide que tomaban drogas duras con el culo flojo transigente, logrando reputación en dulces colegialas glutinosas. Diafragmas anabólicamente hinchados, con los paladares dormidos, y con sus DNI plastificados, irrompibles y acento de New Wave.
Vemos como el chino se retuerce. Las luces radioactivas atrapan la estética y el humo se acopla en los plafones. El chino camina zigzagueando. Fantasmas molestos vienen a balbucearlo, inquietos y miserables, juegan dados en su cráneo y le sueltan una plegaria pegajosa, inolvidable. Hemos visto cosas peores.
Las niñas absorben medicinas tropicales fuera de leyes, se arquean desesperadamente y escupen celo, pasan la lengua por los sillones que saben a marihuana, manosean sus llamas perdiendo su ropa deslizante con el compás de histeria desordenada, hablan largando líquidos pegajosos, con el acento inocente, resentido, se desnudan alocadamente, bailando con un gran estilo la bienvenida del nuevo milenio.
El chino sigue en problemas a través de la noche psicodélica. Sombras de tipas finas le seducen y su blancura lo golpea emocionalmente. Gramo tras gramo, quebrando la uva en el bilis, sugestionando la nariz hinchada como sus venas. El occidental sigue aceptando las leyes de la nueva era en el coma del mundo, atragantado de células plásticas, amigables, ensanchando la traquea como un tragamonedas, danzando un sonido alterado con las pendejas, ya, quemadas de fiebre, exudan éxtasis, con los pechos duros, como concreto. La fiesta termina. Nos despedimos con la imagen del chino, perdiéndose en la huronera del nuevo milenio, soplando conductos de alcaloide, secos pero felices.

Con el tiempo me he dado cuenta que tengo una enorme cualidad para estar despierto durante días. Mis sentidos pueden remover los secretos mas buscados de la piedra y vulnerarlos con total clase. Bebo antiséptico y me alimento con nicotina, raras noches me son aburridas, salvo cuando la cacería no me persigue. Yo soy el hombre radioactivo, el último espía de la luna, viviendo en el mundo mas sideral y mágico de todos. Con aspecto de filósofo chiflado metido en su uniforme de superhéroe, uno de los tantos reclutas de las películas de Spielberg, montado en bólidos vegetales, viajando por el universo globalizado, casi, como escapando de la muerte ¿Nadie se ha preguntado por que los perros nunca miran al cielo? Debe ser por una cuestión de escepticismo.

El mundo es tan chico y tan simple de destruir que solo pensarlo mete miedo. Los japoneses han recurrido al último paso de la libertad y hasta ahora no recibieron ningún alerta. Si esto fuera el África diría que ya estamos perdidos. Ya no hay mas fusiles ni reaccionarios ya no hay emboscadas ni revoluciones pero el animal cada día ladra mas. No usa identificación y su nombre estalla en la luna, preferiría llamarlo... como se llame, no importa. El siniestro ya no se encuentra libre, gruñe salvajemente colgado en la telaraña, escupe fuego y quema, rasguña el aire y le rompe su oxigeno, vomita sin parar. Su ladrido es tan violento que revoluciona a todo nuestro pequeño mundo eléctrico...
Nos hemos metido en el único atajo hacia la tierra prometida, flotando en un bote precario, sujetado a la marea roja y clavando los ojos al cielo colmado de estrellas que amenaza con matarnos.
El comandante trae un globo terráqueo y casi llorando nos muestra que el Ecuador está mas bajo que nunca. Con sus nervios como acero trata de explicarnos que sin dudas “Nos hemos metido en problemas”. Se da cuenta de lo cruel que es vivir en el fin del mundo y contempla el sarcasmo con lo que se han encontrado sus hombres. Supone que algunos están ardiendo en llamas y gritando tan fuerte para que los escuchen y les maten. A otros arrinconados contra las rocas donde la marea los golpea, viendo al enemigo friccionando la costa con sus galeones espantosos, volando los muelles con detonaciones para que sus pedazos alimenten a los tiburones. Otros abotonados, acechados por la milicia nórdica que se ha alineado en las colinas desde el este. Estos tipos han rociado la playa con Ántrax y gas cáustico, obligaron a los campesinos para que inyecten potasio en cada una de las plantaciones de crack y después los quemaron para que no confiesen, incendiaron todas las plantas frutales del bosque y desde un helicóptero nos arrojaron los cadáveres de todo nuestro maldito pelotón. Lo más extraño es que son todos del mismo color de piel que... la mía. Nada es mas desagradable que ver amontonado a un par de cuerpos descompuestos, algunos triturados, envueltos en bolsas de plástico, con un par de buitres picándolos encima para que los huesos alimenten la tierra lo antes posible. Yo me subo a una lancha y escapo detrás del crucero, con otros soldados. Trato de darme cuenta del crimen de la guerra y no lo advierto. Al rato la noche se cubrió de un papel cromado, el cielo comenzó a escupir un granizo que pegaba tan duro que tuvimos que detenernos bajo un puente. La escarcha cosquilleaba la nariz y las uñas de los pies, ya encarnadas, me soltaron una plegaria: “Estamos muertas”.
Es salvador escuchar como duerme el mundo. El Imperio va a ser conquistado por sus hijos antes de tiempo. América tiene industrias en la luna y fabricas de niños en Sudáfrica, usan el humus misionero para plantar dólares color rojo-sangre y viajan en sus cruceros del amor para sacarle fotos al pene gigante en el culo del mundo y golpean sus caballos para fortalecer el galope de la Patagonia Rebelde. La mar estaba serena hasta que un remolino trago a casi toda mi fracasada unidad. En las alturas algo se iluminó, un humo verde nos sorprendió y luego una explosión pavorosa nos separó por unos segundos. (La paz esté con vosotros...) Los párpados ya no se resistieron y decayeron, todo cuando en el horizonte se vio una luz (... y con tu espíritu...) Crack!!!: sonaron los huesos en el fondo de la mar, ya ni el sonido del silencio se redujo (... demos gracias a Dios...) A la vez que una granada hizo que el crucero y toda la tripulación volara graciosamente en pedazos por el aire. (... es justo y necesario...) La atmósfera pesada obstaculizó el pasó de la emergencia, cuando una lluvia de sales yodadas se desmoronó por competo bajo el fin de la tragedia (... Amén). Las alarmas ya no sirven, las profecías tampoco. Nada de ingenuismos nacientes y caras de buenas predicciones. Esto ya no es lo de antes, las escasas premoniciones que nos muestra la esfinge son vanas, el fin llegó y nadie lo ha sabido operar. Operar como operan los satélites en nuestras casas y como lo hace el pan en el Biafra. El mundo se paró por un instante, los perros ladran hasta quedarse roncos, olfatean hasta llorisquear, el comandante los golpea para que encuentren los cuerpos de sus hombres caídos, y estos, ya abatidos, cuelgan sus ojos al cielo para nunca mas quitarlos de allí.

martes, 20 de enero de 2009

De ricota y ventiladores de remeras...


Remolinos de remeras,
cuerpos luminosos
de luna y canciones,
de gargantas roncas
que corean, protestan,
rien,
como lobos,
lloran
como corderos,
gruñen
como caníbales
de barrios periféricos,
de culturas de barro
y baldosas rotas,
que repiten
salmos rebeldes
para un dios
de cadenas rotas,
redondo
relleno
con ricota,
blanco como la leche
blanca
de vaca cubana,
como el queso
ruso,
de vino blanco y barato,
sin soda,
mortal,
custodiado por ángeles
para nuestras soledades,
para tu dolor,
para eso que intentamos
gritar
y no nos sale,
para esa voz que no tenemos,
para eso que queremos manchar
sobre la pared,
en tu calle,
sin miedo
al gatillo dulce que viene
marchando
desde allá,
lo escuchas mi amor como zumban?
o no te importa?
ya sé, tenés razón,
bailemos ese tango
que gruñe en tu estomago
como enjaulado.
...

lunes, 19 de enero de 2009

Mucha suerte amiguito...


Allí estás amiguito,
con las manos vendadas de mugre,
lavadas en fuentones de
agua negra,
secadas al fuego de enero.
Caminando con dos ruedas laterales
equilibrando así
el peso de la nostalgia.
Acelerando a todo ritmo
el paso del tiempo
con las llantas lisas,
como la arena en una botella.
Siempre al tanto de las noticias
tristes,
conociéndolas antes que el canillita,
con sueños de muertes y escolazos,
de plásticos crueles y metales blandos.
Caminando
por amores-amargos y calles fabriles,
andabas - digo -
porque ya no,
buscando historias liquidas
de bares y estaciones,
de mates y cervezas,
de radios y tribunas.
Hasta que no te vi más, amiguito,
por estos lados.
Donde fuiste a dar?
con tu cumbia colombiana
y tu camisa desabrochada?
Dale decime, no seas así.
Olvidaste tu pelota imaginaria
y un millón de personajes
que ríen y lloran a la vez,
no sé por qué será.

Es tan raro que no estés aquí,
amiguito…
ni en el asado de fin de año
o en centro de la mesa
contando historias
con el puto cigarro de costado,
hablando, gritando, cantando,
jugando, saltando,
bailando,
riendo, conquistando, mintiendo,
llorando, maldiciendo,
puteando,
viviendo, durmiendo, soñando,
tosiendo, escupiendo,
muriendo…

Te acordas de mi?
Este pendejo que te escribe,
por casualidad, ahora
no es como pensabas que iba a ser.
Años atrás lo sacudían
estocadas medicinales,
moretones en las rodillas
y lo sorprendían
gotas de sangre en la tasa.
Pero sabes qué?
Este pendejo creció y te vió,
te vio entrar y salir
de entre almohadones pesados
y clinicas del Estado,
de entre prisiones oscuras y
blancas,
de entre cañaverales y pozos ciegos,
de ruidos silenciosos
y cuentos sin finales.
Y reí y lloré con vos,
amiguito.
Te acordás?
Como que no,
atorrante!!!

También escuchamos juntos,
por mucho tiempo
lo escuchamos,
ese latir de corazones de piel
oscura,
de patas-sucias sobre una vereda
rota,
en ese barrio atado
del oeste,
de calles angostas manchadas
con grasa indeleble,
y voces oscuras
trepadas
al poste en la esquina
junto a las zapatillas de lona
colgadas en los cables.
Y caminamos
días y noches
en medio del olor a papel húmedo
quemado,
mirando la ropa vieja secada en la noche,
sintiendo la sirena, a lo lejos,
allí afuera,
como poniéndole música
a lo más hostil,
a lo mas oscuro.
Pero ya no estás aquí,
querido amiguito,
con el shorsito de fulbo,
en ojotas,
haciendo jueguito con vos mismo
entre el humo
y tu sombra.


...

Estas angelito?



En las revistas no estás,
ni en la radio,
ni en la cara de la cajera del supermercado
estás.
No puedo verte en otro lado más que
frente a la pantalla que me consume.
Me cansa.
Donde me pierdo lo que pasa allí afuera,
donde no escucho lo que gritan allá,
detrás de la ventana,
ni veo lo que pintan en la pared de la esquina.



Es que vos seguís allí,
en el exilio de los deseos y placeres,
donde mostrás lo que todos
quieren de vos,
donde guardás escondido lo que yo
busco de vos.

Pero aquí estoy,
y si, qué más?
espiándote mientras te dibujo letras que
no sé muy bien donde las guardo.

Y estoy seguro que podría contarte
muchísimas cosas sin importancia,
porque de alguna manera sé
que no te importo,
y que en mi cabeza vas a seguir
perdiéndote
entre vegetales gigantes
y perfumes desconocidos.

Me levanto de la silla y te pienso
con la certeza de que no fumas como yo,
ni que sueñas conmigo.
Y tampoco estás del otro lado de la ventana
donde la sombra de los arboles se comen
lentamente los autos lujosos y las casas pobres,
y el corretear inocente del mundo
se choca con el otro
-las vocecitas y los gritos-.
Donde los amantes pasan por al lado
y no se besan,
y los chicos corren delante de nadie en las plazas.

No estás, ni en el vaso de agua de la tarde,
ni en el sabor de la menta.
Ni siquiera cuando en el centro comercial
miro de reojo algún maniquí .

Pero sigues allí,
insinuándome, seduciéndome,
sin saber que mañana por la tarde
en algún bar, dos sillas vacías
nos esperan,
en Buenos Aires o en San La Mierda y,
no estaremos allí.

Perdón.
Soy un delirante.
Es la ilusión que me produce
el absurdo efecto del “sin vos”,
y el olor de noches cansadas
sobre otra pasión,
otro cuerpo, otras palabras.
Que nos deja ese sabor a hoja seca
en la boca,
que nos deja el beso oscuro
que no nos elije,
ni nos idealiza,
ni nada.
No nos tiende la mano,
no nos habla.

Te soy sincero.
Me divierte pensar en tus pensamientos,
en qué piensas del mundo,
en el análisis previo que haces
para ponerle nombre a todas tus cosas.
Pero sigo odiando tu enojo,
lo odio de la misma manera en que amo
tu dulzura y tus caprichos
de nena
o de vieja.
Qué importa?

Me pregunto en por qué no estás
como te imagino,
con ese vestido nuevo,
aquellas otras sandalias.
Esperándome en la cocina
con una cerveza o un café
para contarme historias de cordilleras y tamales,
escuchando chacareras,
haciendo tiempo para tomarnos un tren cualquiera.

Pero no.
No estás allí.
Sino revisando mensajes en el celular.
Pero en mis sueños sigues varada
detrás del espejo, al menos,
donde te espero,
para jugar al juego tribal del subconsciente
que nos enreda cada vez más
en los vegetales gigantes,
en los perfumes desconocidos.
...

El amor, esa palabra...


Como si te quisiera... (parte 2)


La necesidad de escucharte de lejos
sin conocer la verdad de tu boca,
contemplando el sucio deseo de morir
trepado a tus piernas,
sabiendo que no existe epopeya en nuestra historia,
con ganas de comprar tus sueños y tus brazos
para que me aprieten
presionándome la cabeza y me hagan
vomitar ese pesado,
inmunso y asqueroso
liquido del cerebro,
librándome de toda culpa,
arrancándome la tapa del craneo
para ventilar
mi pecado original,
para que la piel
del puto Caín
no me abrigue,
se queme y desintegre,
como mi sombra en tu pared,
como la conchuda humedad
que te ahoga y no te deja notar
la pureza que necesito contarte
porque de nada me sirve comerte
sin tragarme tus palabras
que huelen a mierda secada al sol,
las mismas que trato de disfrazar
para no tacharlas ni callarlas,
ni matarlas,
como si en una calle oscura dejaría tu cuerpo
desnudo y redimido
para reencontrarte con lo mas antiguo
de tu ingenuidad,
como la mía,
absurda, decadente, enferma,
estupida y con mucho
pero mucho
olor a mierda.